Jironeando
por el Jirón Carabaya y el Jiron Ancash
A veces
pasa que caminamos por el centro y vemos una casa curiosa y pensamos: ¿Esta
casona habrá sido importante? o ¿Qué historia esconderá tras esos muros de
adobe?
Paseando
por Lima, tuve la oportunidad que me contaran algunas historias que aquí
comparto:
Si andas
paseando por la Plaza de Armas, una buena opción será “jironear" por el jirón Carabaya y el jirón Ancash, pues sus edificios esconden increíbles historias.
1. Casa del
Oidor
De un
hermoso balcón verde en esquina (Considerado uno de los más largos de Lima), es
uno de los edificios más antiguos de la Plaza Mayor junto con la Catedral, imagínense
que fue
construida en el siglo XVII.
Su nombre se debe a
que fue sede de la administración de justicia de los registrados nombrados por
el Rey o Real Audiencia. Aquí se encontraba el oidor, enviado por los reyes de
España para asesorar a los virreyes y escuchar las quejas del pueblo.
Desde
su balcón era común ver a las tapadas observando los bailes de las fiestas, las
corridas de toros y juegos artificiales que se daban en la Plaza. Un curioso
detalle pues ellas podían ver todo el movimiento de la plaza sin ser vistas.
¡Qué vivas! jajajaaja
2. Casa de Pilatos
Ni bien me contaron
la historia que alberga esta casa, tuve que buscar mi libro de Tradiciones
Peruanas para verificar si la historia era verdad, y pues, no me tomó mucho
tiempo, sólo tres hojas de ¡Purita tradición!.
Según cuenta Palma, se dice que por agosto de 1635, pasó por esta casa cierto mozo truhán que
llevaba alcoholizados los aposentos de la cabeza. Vio éste, luces en los altos
de dicha casa y decidió subir confiado en hallar jarana.
Cuando se aproximó, divisó sentado a don Manuel Bautista
Pérez , uno de los hombres más acaudalados de Lima, acompañado de hasta 100
personas más, los cuales iban acercándose a un hermoso crucifijo de tamaño
natural y descargaban sobre él un fuerte ramalazo. Aquí Pérez, como "Pilatos",
autorizaba con su impasible presencia el escarnecedor castigo.
El espía, anonadado por dicha profanación fue directo hacia la Inquisición
que horas después echó zarpa encima a este gran grupo.
Es así que a Manuel Bautista Pérez le pusieron los católicos limeños
el apodo de Pilatos, y la casa quedó bautizada con el nombre d Casa de Pilatos.
3. Hotel Comercio
Si de
historias policiales se trata, el Hotel Comercio causó gran conmoción en julio
de 1930. Cuentan las crónicas de la revista Vanidades que un célebre crimen
ocurrió aquí, justo en el tercer piso.
Dos españoles, de los cuales se dicen que eran pobres ambiciosos y avaros, llegaron a Lima en busca de fortuna y decidieron hospedarse en este hotel. Dentro, empezarían a repartirse el botín
obtenido en sus últimas hazañas, sin embargo, se dio un pleito por las
ganancias, terminando con el descuartizamiento de uno de ellos. Su destino:
dos maletas 😱😱, mientras el otro huiría
con rumbo desconocido
¡El más escandaloso asesinato y la
comidilla del chisme en esos tiempos! jojojojo
4. Estación
de Desamparados (Hoy Casa de la Literatura)
Para hablar de éste lugar,
tenemos que retroceder un poquito más de 100 años. Pues aquí por el año de 1908
funciono la famosísima estación de Desamparados, llamada así por la iglesia de Desamparados
que aún existía y se ubicaba al lado de la estación (lado izquierdo).
Desde
aquí salían los trenes de pasajeros hacia el balneario de Ancón, al
Callao, a Chosica, a San Bartolomé y a toda la sierra central del Perú.
El actual diseño, obra del arquitecto Rafael Marquina se
terminó de construir el 1912. Fue el primer edificio en nuestro país en tener
estructura de acero traído desde Inglaterra, además de contar con otros
materiales modernos como el concreto armado y los telares de malla metálica
¡Una belleza de arquitectura simétrica en sus 3 niveles!
5. Casa de
Bodega y Quadra (Hoy Museo de Bodega y Quadra)
En esta pintoresca y
bonita casa vivió el oficial naval Juan Francisco de la Bodega y Quadra, ¿Y quién
fue él? Pues fue uno de los navegantes más importantes del mundo en el siglo
XVIII, pues imagínense que gracias a él se descubrieron las Islas de Vancouver y Quadra en Canadá, las de California y
Alaska.
Claro, don Juan Francisco también era
comerciante y en sus viajes alrededor del mundo traía mercadería valiosa que
iba almacenando en su casa. Tiempo después cuando la casa fue cedida al
Gobierno Municipal, se encontraron piezas invaluables como huacos pre-incas y
piezas de auténtica cerámica china.
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